Sabor de verano
Le pegas un mordisco a ese delicioso helado de sandía, sientes la frescura en tu paladar, y el hielo recorre tu garganta. Otro mordisco; lo saboreas, disfrutas de tu helado. Mientras tanto, la arena se cuele entre tus dedos, jugando con ellos, y la salada agua del mar alivia las pequeñas heridas de tus pies.
Echas la cabeza hacia atrás y los rayos de sol chocan contra tu piel, haciéndote sentir cálido y a gusto. Una suave brisa de aire fresco pasa a tu lado, complementando a la perfección con los fuertes rayos de luz.
Un mordisco más, agradeces la frescura del helado. Oyes una ola romper a lo lejos, contra las rocas del acantilado. Abres los ojos: te encuentras con sol en lo alto, el mar que cubre el horizonte, y la arena húmeda bajo tus pies. Sientes algo extraño y acogedor, que te invita a quedarte allí, a disfrutar del momento. Un mordisco de nuevo.
Ahora sabes bien lo que pasa: todo esto es… sabor de verano.
Es muy bonito, de verdad.
ResponderEliminarme encanto el relato, y teniendo el verano an cerquita.. sabe mejor^^ y gracias por pasarte por mi blog y seguirme!!!
ResponderEliminar¡es precioso el relato!escribes genial xD
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